Bienvenidos a este rincón donde compartir pequeñas historias.

domingo, 27 de febrero de 2011

ATRAPADO





Ojos negros y profundos
atrapados entre la tierra y el mar,
divisando otros mundos
difíciles de encontrar.

Buscando una salida,
sin quererse estancar
en esa vida oprimida
Que le hace divagar.

Soñando con otros lugares,
mas no queriendo abandonar
esa montaña estable
que le ha hecho madurar.

La vela blanca dibujada en lontananza,
será la blanca gaviota
que le haga despegar

Atravesar la playa
que le separa del mar.
Dos firmes pasos le esperan
y alcanzará su meta final,
sin volver la cabeza
para evitar llorar.

FIN

viernes, 25 de febrero de 2011

LA CASA DE LOS CANDADOS


En Toledo hubo, según cuenta una vieja leyenda, una casa. Mucho se habló de ella. Viejos textos señalaban que su constructor fue el mismo Hércules. Corría el rumor de que allí en tiempos antiguos se acumularon prodigios y grandes tesoros. Nadie lo sabía con certeza puesto que sus dos pétreos centinelas, dos leones gigantes, custodiaban su entrada espantando a los curiosos. Sobre sus cabezas rezaba esta leyenda:

“El rey, al ceñir corona se abstendrá de abrir la casa
Pasará sus puertas de largo poniendo cadena y candado.
Y aquel que no lo cumpliere caerá en felonía ,
Perdiendo sin miramiento poder y reinado”.


Era tradición que todos los monarcas al tomar posesión del reino, caminaran hacía la casa y pusieran una cadena, cerrando con un candado la entrada. Pero la curiosidad es mala consejera. Uno de los reyes de aquella aguerrida dinastía; empujado por su codicia y creyéndose invencible, rompió todos los candados penetrando, completamente sólo, en su interior. 



Al salir de la casa, con el rostro demudado, un fuerte viento procedente del sur le arrancó su corona. Así, Rodrigo -el último rey godo- comenzó a sentir cómo la vieja profecía iba a cumplirse.


FIN

DECEPCIONES




amás sabrás que te amé.
Guardaré mis ilusiones,
Callaré mis decepciones
De tu mal proceder.

La noche oscura
Escuchará mi lamento,
Me servirá de alimento
Y soportará mi amargura.

Mi labios sellados
Callarán con valentía
Lo que les has negado.

Mis ojos cegados
No verán la agonía
Que tu odio ha provocado
 

LA VIEJA TIENDA

Si hay algo que me gusta en este mundo es patearme las zonas más viejas de las ciudades. Curiosear todos y cada uno de sus rincones, respirar esos aromas del pasado y disfrutar de esa patina que envuelve los viejos edificios.

Hace unos días paseando por algunos de los viejos callejones de mi ciudad, a la vuelta de una esquina y sin esperarlo, me encontré con una vieja tienda.

Su puerta de madera verde con su tirador dorado me llamó la atención y sin pensarlo dos veces, la empujé y accedí a uno de los lugares más interesantes que he visitado últimamente.

El aspecto del interior no desmerecía al exterior en absoluto. Lo primero que captaron mis sentidos fue una tenue música de fondo de estilo oriental. Tras el impacto auditivo, me llegó la sensación del olor, un olor agradable de vainilla, jazmín, rosa, canela, caramelo, manzana, melocotón, cereza…

En estanterías de madera antigua, reposaban apiladas numerosas latas que contenían la mayor variedad de tés que he visto en mi vida, todas rotuladas con nombres de lo más variopintos: desayuno con diamantes, delicias turcas, las mil y una noches, Pipi Langstrum…. Este último nombre me hizo reír.

Lo único que parecía desentonar era la dependienta, una chica muy joven -las ideas que se nos meten en nuestras estrechas mentes modernas- ¿Dónde está escrito que lo viejo y lo nuevo tenga que estar en discordancia?

Salí de aquella tienda con un espíritu nuevo y renovado. Parece mentira que en un espacio tan pequeño, poco más de veinte metros cuadrados, pudiesen concentrarse tantas sensaciones repartidas entre latas de té, teteras, tazas e infusores.

Me di cuenta que la vida es mucho más que esos espacios grandes, uniformes y amorfos donde pretenden que nos perdamos. Que mientras se mantengan estos pequeños lugares con personalidad propia nosotros no perderemos la nuestra.

FIN