Noviembre, pálido y
triste mes. La luz se pierde en un anochecer prematuro recordándonos el oscuro
invierno que nos queda por delante.
Paseo por la avenida
de los madroños y me impregno de la nostalgia de la estación. Otoño, marrón-rojizo
que tiñe mi alma de una desapacible melancolía. Otoño, marrón-rojizo coloreado
por las hojas que lentamente van cayendo de los árboles, pintando el suelo de esa
tonalidad.
Imagino que el
crujido de las hojas secas bajo mis pies es el quejido de los árboles
suspirando por esas partes de sí mismos que van perdiendo.
Salgo presurosa del
parque, quiero huir de la fría tristeza que invade mi espíritu. Frente a la
gran verja de hierro me encuentro con ella, fiel a la cita de todos los años. Allí
está, con su saco de castañas, su fogón y su toldo de raída lona. Me mira con sus ojillos penetrantes y me
dedica una cálida sonrisa.
— ¡Señorita! ¿Quiere
unas castañas asadas? Son muy buenas, me las traen cada año del Bierzo, le harán
entrar en calor. El invierno ya está cerca. —Sus arrugados dedos sobresalen de
sus viejos mitones, mientras remueve con la rasera un puñado de hermosas castañas
que se van abriendo a la lumbre del brasero.
Me acerco al humilde
puestecillo y compro un cucurucho de esos sabrosos frutos. Mi nariz se impregna
del exquisito aroma que va penetrando en mi interior.
Lentamente me alejo
del tenderete aferrando el cucurucho con las dos manos, sintiendo como mi
cuerpo se va inundando de calidez. Vuelvo la cabeza y sonrío a la anciana que
sigue, firme en su puesto, ofreciendo su género con alegría; ajena a esa sombra
marrón-rojiza que nos envuelve.
FIN
NOTA: La magnífica foto que ilustra mi relato de hoy, me la ha cedido mi amigo Patxi Bilbao. Un gran aficionado a la fotografía.
Qué bonico, si ya parece que lo huelo. Es un hecho contrastado que el frío no llega hasta que las castañeras no despliegan sus puestos. Mmmm ahora me apetecen castañas. Y boniatos!
ResponderEliminarUn saludo.
Es cierto, hasta que no aparecen los puestos de castañas parece que el otoño no es otoño.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana.
Besos