¿Los objetos inanimados tienen vida? Esta pregunta me asaltaba desde mi más tierna infancia, mientras contemplaba mi colección de soldaditos, pensaba que cada pedazo de plomo fundido tenía su propia historia. El primer día que contemplé esa capa negra en el escaparate de aquella vieja tienda de antigüedades, la respuesta se hizo patente.
- Ven, ven, … -Parecía decirme en susurros desde el cristal que nos separaba.
Hasta que su lacónica llamada venció mi resistencia.
Sé que hoy volveré a hacer lo mismo y no quiero, pero este trozo de terciopelo negro me obliga y me arrastra a su voluntad . Sé que volveré a deambular entre las sombras de la noche. Sé que nuevamente mis manos abrirán en canal otra joven vida y volveré a sentir la cálida y dulce sensación de su sangre en mi boca.
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