La línea que separa la realidad y la ficción es muy delgada. A veces me resulta difícil saber de que lado estoy, tanto, que encontrar esa puerta imaginaria que nos invita a pasar de un lado a otro, es casi imposible.
Muchas mañanas despierto y cada vez me cuesta más trabajo desprenderme del sueño, llego a dudar que no haya sido una prolongación de mi vida, un momento de mi existencia que por algún extraño motivo no percibo como real, ¿o será al contrario, un sueño tan real que es como si hubiese vivido unas horas de más sin tener constancia de ello?
Mi única realidad, son las tapas de cartón que me envuelven y las finas páginas blancas que conforman mi cuerpo, conteniendo una serie de signos unidos —que con mayor o menor sentido— van divulgando pensamientos y fantasías, entre quienes no tienen miedo a enfrentarse a mi silenciosa voz.
Nota de A.: ¡¡FELIZ DÍA DEL LIBRO A TODOS!!
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