Cuando abres tu puerta confiada
a quienes sufren la adversidad.
Cuando te prestas a compartir sus recelos
auxiliando con desvelo su fatalidad.
Cuando te lamentas al unísono
no sólo con quien te es más querido.
Cuando no niegas a nadie tu mano
relegándoles al olvido.
Cuando sin caer en el agotamiento
confortas a quien sollozando te implora.
Cuando no te importa consolar al que llora,
ni cejas en el empeño alejando al abatimiento
Cuando puedes sobreponerte a tu aflicción
para hacer reír a un amigo apartándolo del dolor.
Cuando abandonando tu propio sinsabor
te acuerdas de quien sufre una laceración
¡Alégrate de tu suerte,
y comparte tu hombro y tu corazón!
FIN
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